El día de su gran boda, la futura madrastra de Blancanieves mantiene una conversación con su mágico espejo.
-Buenos días espejo, hoy es mi gran día!! Voy a casarme con el hombre más honesto y poderoso de todo el reino. Estoy muy, pero que muy feliz, voy a es la mujer más afortunada del mundo ¿no te parece?
-Si, mi señora.
-Y la más rica.
-Si, mi señora.
-Y la más poderosa.
-Si, mi señora.
-Y la más hermosa.
-Umm.....
-¡Como que umm....! ¿No es verdad que soy la más hermosa y bella del reino?
-Umm….., bueno la segunda más bella si, mi señora.
-¡Como que la segunda! ¿Y quienes la primera?
-Pues…, veras…, es que…
-¡Quien! Vamos dilo, si no quieres que te rompa en mil pedazos.
-Blancanieves, mi señora, Blancanieves.
-¡Blancanieves¡ Umm…. Veré que puedo hacer con ella, no puedo dejar que me gane.
-Pero, mi señora, no le hará daño ¿no?
-No, digamos que se perderá por el bosque y que nunca más aparecerá.
-¿Cómo, mi señora?
-Pues muy fácil mi espejito, muy fácil: mandaré a uno de mis criados que la lleve al bosque y la mate. Y para asegurarme le diré que me traiga una prueba, jajaja…
-¡No, no, no puede hacerle eso a Blancanieves! ¡Pero si usted será su madrastra en unas pocas horas!
-¡¡Ah, no!! Pues espera y verás…jejeje…
viernes, 28 de mayo de 2010
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Un diálogo ágil y conciso. Aparte del breve primer párrafo para situarlo, ninguna intervención del narrador. Muy bien.
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