lunes, 9 de noviembre de 2009

Llegando a la meta

Allí estaba yo, corriendo los últimos cien metros de la gran carrera. Llevaba ventaja sobre el resto de competidores cuando vinieron a mi memoria todos los esfuerzos realizados para alcanzar este sueño.

Todo empezó cuando vi por primera vez una carrera en directo. Observando a todos aquellos corredores esforzándose por llegar en primer lugar, por conseguir una recompensa a su esfuerzo; ver en sus ojos la satisfacción de la victoria al cruzar la meta, me parecía asombroso.
Esto me animó a empezar mi preparación, entrenando con entusiasmo y sacrificio, dedicándole todo mi tiempo libre para ir mejorando mi velocidad y empezar a participar en pequeñas competiciones. Luego vino aquella lesión que me hizo perder las esperanzas pensando que me vería obligado a abandonar mi sueño. Con la ayuda de mi abuelo y mi entrenador conseguí superar ese bache. Uno aconsejándome con sus experiencias y su cariño, el otro motivándome para continuar con mis ejercicios.
Pasaron varios meses antes de poder retomar los entrenamientos y situarme de nuevo en el nivel que tenía anteriormente.

Cuando se presentó la oportunidad de participar en esta gran competición decidí que era la ocasión que estaba esperando. Realicé un sobreesfuerzo para conseguir las mejores condiciones físicas que jamás había alcanzado.

Ahora estoy aquí, sintiendo más que nunca esa sensación de esfuerzo, emoción, satisfacción al comprobar que la meta está a mi alcance, viendo como cada paso es una aproximación a la victoria.
Las fuerzas se agotan pero cada vez falta menos y lo voy a conseguir. Si, ya estoy en la recta final, unos metros más y alcanzo mi objetivo, puedo oír como el público grita eufóricamente mi nombre. Estoy dando el último impulso para conseguir mi gran sueño. Siento como la cinta se pega a mi cuerpo y me invade la más grande de las emociones: Ya soy CAMPEÓN.

1 comentario:

  1. Campanilla, perdona el retraso en visitarte pero es que los virus no respetan ni a los magos.
    Un relato sencillo pero pensado y bien escrito. Creo que es una buena elección empezar y acabar por el momento en que se recogen los frutos del esfuerzo y el trabajo.

    Un saludo, pequeña hada.

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